¿Y que culpa tengo yo de que te hayas convertido en la principal causa de mi sonrisa? No se si fue ese brillo que inunda tus ojos cada vez que me miras o esa sonrisa traviesa que se dibuja en tu rostro cuando te hago reír. Pero algo hiciste, aunque fuera involuntariamente, para que cada vez que te vea o piense en ti provoques en mi esa sensación de tranquilidad y de confianza, esa magia que solo tú tienes y que es capaz de hacer que se me ericen los pelos, y que los nervios se pongan a flor de piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario