siguenos en facebook siguenos en Google+ siguenos en Twitter Canal de youtube sígueme en Instagram sígueme en Tumblr Rss feed sígueme por Correo Con palabras de suerte...: 2015

viernes, 10 de julio de 2015

.Apostando a ciegas.

Esa es mi filosofía de vida.

Apostar por lo imposible. Porque, probablemente, sea lo que más merezca la pena.

Jamás alguien como tú se ha atrevido a dar el paso. Y, ¿por qué? Por ser algo nuevo. Algo inusual. Algo diferente. Algo que te provocara dudas a la larga. Por miedo. Esa barrera que todos vemos tan infranqueable. Que no nos atrevemos a atravesar cuando sabemos que nuestros sueños están al otro lado. Pero, ¿y qué? Peor será vivir toda la vida con el "y si…?". Con el que hubiera pasado si hubiera movido ficha. Si hubiese apostado. Si hubiese arriesgado.

¿Sabes? Lo más seguro es que te estés perdiendo uno de los mejores recuerdos de tu vida. Una nueva historia. Escrita desde cero. Vista desde un perfil diferente. Distinto. Variante. Desde otros ojos. Desde los de ella. Una mirada llena de sinceridad. De ternura. De ganas de comerse el mundo. Visto a la luz de las velas, una noche de luna llena. Con la ciudad de fondo. El techo de estrellas. Una madrugada de locura. Entre sábanas. Llena de placer. De confianza. Dos en uno.

Es cuestión de arriesgar. Ir a ciegas. Nunca sabes cómo van a ser las cosas ni si te gustarán, hasta que lo pruebas.


martes, 28 de abril de 2015

.Versos rotos.

Versos rotos. Sin dueño. En mente de aquel poeta sin musa. Sin poder recitar sus más dulces e inspiradoras palabras.
Ilusiones suspendidas en el aire. Como delicadas gotas de lluvia en una noche de invierno. Deslizándose por el ventanal. Transparentes. Precipitándose con riesgo. Arrojándose al vacío.
Sueña detallar cada curva de su anatomía. Delicada. Tierna.
Ecuación sin salida. Sin solución real. Problema que ponía patas arriba cada una de sus ideas. De sus dudas. Ruptura de esquemas. Transformándose en imposibles. Improbables.
Los números jamás fueron lo suyo. Pero sus letras domaban hasta el último suspiro que emergía de su boca. Silenciándola.
Cohesión y coherencia en la danza que producían sus gestos. Daban lugar a la perfecta adecuación entre sus labios. Sumergiéndose en un poema de pasión y locura.




lunes, 13 de abril de 2015

.Éxtasis.

Escribiendo versos sobre una ilusión.
Palabra tras palabra. Delirio tras delirio.
La primera vez fue fugaz. Las demás... Una locura.
El miedo hizo mella. Estableció fronteras ante lo diferente. Lo extraño.
Juegos furtivos de caricias. Besos prohibidos. Ni uno fue dado. Ni siquiera regalado. Y no por falta de ganas.
Lo desconocido hace su papel. Las cartas están sobre la mesa. Jugaría mi mejor mano. Apostaría por lo imposible. Sin lugar a dudas.
Como meta. Complicarme la vida.
Abrazos de madrugada. Desayunos cada mañana. Café con tostadas. Travesuras. Entre las sábanas. Besar su sonrisa. Regalarle hasta mi último suspiro de mi día a día. Hacerle el amor. Como si fuese la ultima vez. Con los pelos de punta. Su voz. Rasgando el silencio. Encendiendo la noche. Rozar su piel. Beberme sus besos. A tragos largos. Perderme en su mirada.
Me nubla. Me desorienta. Es única. Infinita en si misma. Es ella. Éxtasis. Una droga para los cinco sentidos.


miércoles, 11 de febrero de 2015

.Never give up.

A veces, en la vida se presentan obstáculos difíciles, barreras infranqueables.
A veces, solo es cuestión de valor. De tragarse el miedo y el orgullo y mirar hacia adelante.
A veces, es cuestión de abrir los ojos y optar por ser fuertes.
A veces, es tan solo cuestión de azar. De suerte.
A veces, tenemos solo dos opciones frente a los problemas planteados: La primera, optar por la salida fácil. Hacer las cosas rápido y, probablemente, mal. Actuando de manera inconsciente. Sin antes pensar. Pisando en falso. Por miedo a arriesgar. Y la segunda opción, pelear. Luchar por conseguir esos sueños que tanto deseamos abrazar con nuestros brazos. Satisfacer las ansias de felicidad. Con los pies en la tierra. Dejarse llevar, pero siempre con cabeza.
Hay miles de maneras de perder una lucha. Y miles de formas de tropezar y caernos, no alcanzando las metas propuestas. Escapándose, deslizándose como una diminuta lágrima, agua y sal, entre nuestros dedos. Pero también hay miles de motivos por los que levantarnos y pelear por cada segundo que tenemos para compartir. Ya sean dos minutos o dos días. No vamos a rendirnos.
Porque, al fin y al cabo, podemos olvidarnos de los problemas, ser poéticos y perder la cabeza juntos.


martes, 3 de febrero de 2015

.La cama de al lado.

Y el tiempo parece ser que tiene prisa. El transcurso de las horas se acelera.
Ya no recuerda esa sonrisa a las tantas de la mañana, buscando unos labios que la calmaran.
El frío invierno ha calado hasta el último hueso de su ser. Y, poco a poco, la nostalgia se deja ver
La cama no es escenario de nada, ni siquiera de un misero drama. Tan solo de un mar de lágrimas.
Ya nadie hace el amor entre esas sábanas.
Ya no hay caricias que sacien sus ansias.
Ya no hay noches de éxtasis donde les puedan las ganas.
Ni tiernos besos que hasta el último centímetro de su piel desgastaran.
Es testigo de un monólogo interno y solitario. De un mar de pensamientos desordenados. Con un café solo con tostadas a diario. De amaneceres rojizos y tempranos, con el vacío entre sus manos.


sábado, 17 de enero de 2015

.Puertas entreabiertas.

Imagina que vas de compras a buscar un modelo de zapatos que te gusta mucho. Seguro que lo primero que harás es irte directo a la zona de tiendas que conozcas. Aunque esas tiendas tengan chaquetas, gorras y cosas que normalmente te llamarían la atención, tú sólo vas a por esos zapatos. Tienes tantas ganas de tener ese modelo, lo quieres, lo necesitas y no te das cuenta de que esa tienda tiene otras muchas cosas que podrían gustarte. Lo mismo ocurre al buscar pareja, un grupo de colegas o a tu mejor amigo. Funciona exactamente de la misma manera.
El hecho de buscar algo en concreto condiciona lo que vas a encontrar y si vas directo a esas tiendas, te estarás perdiendo otras muchas incluso con mejores precios. Y mientras buscas ese modelo de zapatos específico puedes estar perdiéndote todas las gorras y chaquetas de tu alrededor. 
Miguel de Cervantes dijo una vez ‘‘el que no sabe gozar de la aventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa’’. Y yo, personalmente, baso parte de mi vida en una analogía que bauticé como las ''puertas entreabiertas''. Aunque suene raro, cada vez que conozco a una persona me imagino un número infinito de puertas delante de mí. Y cada una de ellas puede contener algo distinto detrás: a lo mejor una nueva amistad, un lio de una sola noche, quizá el amor de tu vida... No sé... Ese amigo especial que ni es amor ni es solo sexo y no sabes muy bien cómo explicarlo. Porque entre el blanco y el negro hay un sin fin de tonalidades de gris. Apuesto a que ya habías escuchado esa frase antes.
Plantéatelo así, si sólo buscas un lío de una noche, quizá te pierdas a ese amigo especial. Si te encierras a tener sólo amor, puede que se te pase la mejor noche de sexo que hayas tenido jamás. Si sigues buscando sólo amistad, a lo mejor no conocerás al amor de tu vida.
Creemos que todo lo que hacemos lo pensamos de una manera racional y que nuestros instintos son cosa del pasado. ¿Tú te consideras una persona racional? ¿Totalmente dueña de sus actos y de todo lo que hace? Entonces, ¿fue decisión tuya asustarte o fue algo automático que no puedes explicar? Ya. Son muchos los instintos que nos mueven todos los días. Muchos los instintos que creemos no tener y que luchamos contra ellos. ¿Por qué no nos guiamos más por lo que sentimos de manera irracional e inexplicable? Por las mariposas, el nudo en el estómago y no por lo que pensamos o nos hace pensar la sociedad podrida de prejuicios en la que vivimos. ‘‘¡Ah no! Yo es que se lo que busco. Quiero una pareja que me cuide, que me mime, que valore lo que hago, que me haga sentir especial...'' A ver, ¿hablamos de enamorarnos o estas pidiendo una hamburguesa en un restaurante cualquiera? No sé. Que tal una vida donde arrepentirnos de lo que hemos hecho y no de llevarnos el ¿y si...? a la tumba.
Gracias a dejar las puertas entreabiertas, a no prejuzgar, no os podéis ni imaginar la cantidad de experiencias que he vivido y no sabría ni como contarlas. ¿Sabéis cuantas veces me han mirado por encima del hombro y me han dicho: ''Estas loco, esas cosas solo pasan en las películas...''? Les puedo asegurar que eso no es verdad, y también os aseguro que ninguna de esas cosas llevaba la etiqueta de ''es lo que se debe hacer'', ''será mejor para mi futuro'', ''es lo que me conviene'', ''qué pensarán de mi si...''. ¿De verdad es más importante toda esa basura que tu felicidad? Porque yo creo que no.
Recuerdo algo que escribí no hace mucho que decía: ''Explicar un sentimiento es como entender la poesía. Tú tienes tu metáfora y yo, tengo la mía''. Lo que quise decir con eso es que cada uno entiende lo que siente de manera distinta y cada uno tiene puntos de vista diferentes incluso sobre una misma cosa. Pero a mi parecer, para tener una opinión válida sobre algo, debes haberlo vivido primero.
Quizá a muchos os suene esta escena: ''-Hijo, cómete la verdura. -¡Mamá es que no me gusta!''. ¿Cómo sabes si te gusta si ni la has probado? ¿Sabes por qué tanta gente se rodea de la gente equivocada? Porque dicen que no les gusta la verdura cuando jamás la han probado.
Se pasan la vida buscando algo que piensan, sin darse la oportunidad de descubrir algo que sienten.


lunes, 12 de enero de 2015

.Que merezca la pena.

Espero que te caigas.

Que te caigas mil veces y te levantes siempre una más.

Que te partas todos y cada uno de los huesos de tu cuerpo derrapando en este deporte de riesgo que llamamos vida. Y que merezca la pena. Espero que lo hagas y que quede claro que somos piedras que se pulen a golpes bajo la atenta mirada de quienes creen que en una de estas se romperán. Pero no se rompen. Espero que nada consiga partirte en dos.

Espero que recuperes tus pulsaciones y ganes el pulso otra vez. Que aprietes los dientes y le digas al mundo de reojo que sólo sabes caminar hacia delante y que si caminas hacia atrás es solo para recordarte que en peores plazas has toreado. Que aquí hemos venido a jugar. Que juegues. Que las cosas más fuertes son las que nacen en la adversidad.

Espero que saltes. Sí, que saltes desde la decimotercera planta de ese edificio llamado pánico a reconocer que te gusta. Que te den la vuelta a las cartas, que pierdas la partida, que ganes la jugada. Que te pillen el farol. Que te cambien las fichas por amaneceres que algún día contarás. Que merezca la pena.

Espero que te enamores. Y que duela. Que te enamores de esa clase de personas con complejo de lanzadera. De las que te hacen perder el vértigo a cambio de las vistas. Espero que le preguntes a las noches donde está ella y que no te sepan responder. Que no puedas dormir. Que salgas a buscarla. Que la encuentres. Que merezca la pena.

Espero que te pierdas. Que te pierdas en medio de un montón de personas a las que ni por casualidad hubieses imaginado conocer. Espero que dirigirles la palabra sea la única manera que tengas de salir de allí. Espero que salgas. Espero que encuentres a un amigo de verdad. Que lo conserves. Que merezca la pena.

Espero que llores. Que llores hasta salirte de ti mismo y los ejes de la tierra se den la vuelta. Espero que tu mundo se vuelque y que, una vez patas arriba, seas capaz de aprender a vivir boca abajo. Que boca abajo de repente signifique del derecho otra vez.

Espero que se te cierren las puertas. Todas y cada una de las que un día estuvieron abiertas en forma de probabilidad. Que tengas que elegir. Que encuentres la manera de abrir las ventanas y comprendas que la luz que entra en nuestras vidas no es sino aquella que nosotros dejamos que entre. Que vivir en la oscuridad nunca ciega, pero tampoco deja ver.

Espero que mires hacia arriba. Creyendo o sin creer. Que mires hacia arriba y des las gracias. Gracias por ti. Gracias por ellos. Gracias por todo. Gracias. Siempre gracias.

Espero que te vuelvas loco. Que encuentres eso que te mantenga despierto, que no te deje dormir hasta que no esté terminado. Que lo termines. Que sea tuyo. Que lo compartas. Que merezca la pena.

Espero que tires la toalla. Que te acorralen contra las cuerdas y por un momento pienses que nada puede ir peor. Espero que ese momento sea eso, un momento. Que seas tú y solo tú quien decida cuanto dura. Que te gires, que des la cara, que sigas peleando. Siempre peleando. Que siempre tengas un motivo por el que pelear. Que merezca la pena.

Espero que sigas yendo a ese bar. Que siempre tengas algo que contar. Que tengas algo por lo que brindar y que no te falte quien te recuerde que los que se han ido ya no están pero que los que se quedan, se quedan por algo. Espero que siempre tengas a alguien que te diga la verdad. Aunque duela.

Espero que te digan adiós. Y que lo digas tú también, queriendo y sin querer.

Espero que te equivoques tantas veces como puedas. Que puedas pedir perdón por ello otras tantas. Que te perdonen. Que siempre vuelvas a casa con una lección aprendida y la paz de quien sabe que el orgullo destruye más que crea y aleja más que acerca. Que te acerques. Que merezca la pena.

Espero que te rompan el corazón. En trozos muy pequeños. Tan pequeños que ni siquiera parezcan trozos. Tan pequeños que se confundan con el polvo. Espero que te agaches. Que los recojas. Que los vuelvas a encajar en lugares que jamás imaginaste que existirían dentro de ti. Espero que te sacudas las telarañas y los tengas donde hay que tenerlos para volver a hacer eso que todos necesitamos hacer tarde o temprano, confiar.

Espero que vivas.
Que sobrevivas.
Y que merezca la pena.
Texto perteneciente al blog: "El cajón de Gatsby"

domingo, 11 de enero de 2015

Pero...

Qué difícil es esto de que las cosas funcionen entre nosotros. Esto de querer contarte tantas cosas pero no ser capaz… Incapaz. Cobardes… Menudo par de cobardes. Qué difícil es disimular y darse media vuelta cuando te tengo de frente, cuando te tengo tantas ganas.

Cuánto nos ha gustado el melodrama, ¿eh? Ese en el que cuanto peor nos iba, más nos enganchábamos; sin saber realmente si la culpa de todo esto la tenía esa maldita intriga por saber, por conocer, por aquello que más ata cuando uno quiere pero no puede, o no debe.

Cuánto nos ha gustado jugar a franquear esa línea que cada vez se hizo más fina, una guerra en la que alguno de los dos acabó cediendo más de una vez por exigencias del guión… Un guión inexistente en el que nada lo era todo, jugando al despiste, como si el tema no fuese con nosotros; mostrándole al mundo nuestra mejor sonrisa y temblando por dentro.

Así andábamos, fingiendo… y los dos con estas ganas. Y con estos peros. Creo que la vida nos vino grande… o quizá fuimos nosotros quienes nos tornamos diminutos, granos de arena deslizándose lentamente dentro de un reloj incomprensible. Y así andábamos, mitad dormidos, mitad activos. Un pulso continuo de peros entre el mayor miedo y la mejor fantasía.

Asustados ya no de fracasar, muriendo de miedo sólo de pensar en intentarlo. Nos faltó coraje y nos faltó valor. Se nos escapó una conversación que dejamos a medias… Se nos escaparon muchas cosas. Hasta que me decidí y escribí una postal, con el remitente bien clarito, sin whatsapps, ni emails de turno, la ocasión lo merecía: “El “pero” es la palabra más puta que conozco. “Te quiero, pero…”; “podría ser, pero”; “no es grave, pero…”. ¿Se da cuenta? Una palabra de mierda que sirve para dinamitar lo que era, o lo que podría haber sido, pero no es.” (El secreto de sus ojos)

Texto perteneciente al blog: Café Desvelado

miércoles, 7 de enero de 2015

.Rumbo desconocido.

Fría como el invierno. Agradable como un cálido amanecer de verano. Calculadora, hasta del más mínimo detalle. Distante con los que se quedaron atrás por puro orgullo y egoísmo. Independiente y solitaria, sumida en el mar de dudas y pensamientos que recorren cada rincón de mi cabeza.
He cambiado. El tiempo pone a cada uno en su lugar. Experiencias. Retos. Metas. No soy la misma. A medida que pasa el tiempo, mi interior se llena de cicatrices. De heridas del ayer, invisibles al ojo humano. Pero también de recuerdos. La firmeza de mis pasos retumba en cada terreno que frecuento. Marcando el ritmo. Ideas claras. Impulsiva. Me invaden las ganas de empezar de cero. Aquí. O allí. Sola. O acompañada. Lejos. Con lluvia. Con sol. Entre montañas. O acariciada por las olas del mar. Tumbada en la arena. En el fin del mundo. Espíritu aventurero. Sin rumbo. Sin brújula. Fiel a mis instintos. Emprender viajes. Luchar por alcanzar el horizonte. Tirar hacia adelante. Dejarme llevar. Caer. Volverme a levantar. Soñar. Abrazar. Sentir. Echar de menos. Correr. Saltar. Besar. Querer. Amar. Probar cosas nuevas. Hallar la felicidad.