siguenos en facebook siguenos en Google+ siguenos en Twitter Canal de youtube sígueme en Instagram sígueme en Tumblr Rss feed sígueme por Correo Con palabras de suerte...: noviembre 2013

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Nunca es tarde.

Madrugada. Una pesadilla interrumpe mi sueño. Abro los ojos. Despacito. Con dificultad. Al despertarme compruebo que el mal sueño confirma la realidad. Tan solo son recuerdos y un hueco vacío junto a mí, en mi cama. Soledad. Frío contacto de mis pies con las sábanas. Cama doble para uno. Para mí. Bueno, y para mis lágrimas y algún que otro amante pasajero sin importancia. De esos que te hacen disfrutar pero sin sentimientos de por medio. Imposible conciliar el sueño. Me levanto y mis piernas me llevan directa a esa caja llena de recuerdos. De mensajes. De sonrisas. De felicidad. Cerrados todos ellos bajo llave. ¿Sellar el pasado y continuar en presente? o ¿soñar con el pasado y olvidar por unos minutos la realidad? Opto por reabrir heridas. ¿Por qué? No lo sé. Supongo que necesito recordar por un instante cómo se dibujaba su sonrisa cuando estaba a escasos centímetros de su boca.


No creo que todo sea dolor. Hay que tener valor para volver a mirar a los ojos de lo que en otro tiempo te hizo feliz cada instante de tu día a día y sonreírle con todas tus fuerzas, demostrándole que ya no te hace falta. Que desapareció. Hacerle ver que para ti ya no existe. Aunque por dentro mueras de ganas por besar sus labios. Así de tonto es el ser humano. Prefiere sufrir de dolor que luchar por lo que más desea en ese instante, en ese momento. A veces hay que arriesgarse para poder ganar. Sin dolor no hay victoria. A veces hay que tropezarse mil veces antes de poder darnos cuenta de que a quien más queremos lleva esperándonos desde hace mucho tiempo y nosotros aquí, sin darnos cuenta. Quizá necesitemos un empujón, comernos el orgullo, levantar la cabeza y darnos cuenta de que sí, seguimos sintiendo lo mismo que el primer día que cruzamos nuestras miradas.


''Nunca es tarde para volver a empezar. Tanto en la amistad como en el amor''

jueves, 14 de noviembre de 2013

Día 14. Vivo en presente.

Una nublada tarde de noviembre. El suelo teñido de marrón. Las hojas descansan sobre él. Otoño. Más de las seis. El sol se esconde. El cielo se tiñe de color rojizo. Las calles se cubren de luces. De vida. Y sus gentes corriendo de aquí para allá. De un lado para otro. Persiguiendo sus sueños. En medio de aquella carrera estoy yo. Música en modo aleatorio. Las palabras, la melodía que sale de cada canción invade mis oídos. Me encuentro en un sueño. Estoy en mi propia burbuja. Aislada del mundo. Una mano escondida en el bolsillo del pantalón. La otra jugueteando con un cigarrillo. Mentolado para ser exactos. Paso ligero. Un pie tras otro. Una calada de nicotina. Mirada baja. Dejo escapar de entre mis labios como si fuera un último aliento aquel humo gris que invadía mis pulmones. ¿Mi cabeza? En cualquier otro lado menos en su sitio. ¿Por qué? Preguntárselo a mis recuerdos, a mis pensamientos. Ójala fuese pasado u ójala no... Ayer prometí llevarte al cielo, perdernos por Madrid. Hoy estoy sola, guiándome por mis propios pies, paso a paso, hacia adelante, nuevo rumbo, nueva dirección, nuevo destino. Prometí hacerte sonreír y, sin embargo, hoy me quedo con el recuerdo de tu sonrisa. Detener el tiempo con tan solo un beso de tus labios y hoy lo detengo tan solo porque quiero dormir y soñar un par de minutos más. Quise dormir sobre tu pecho caliente, sentir tu piel y escuchar el latido de tu corazón. Hoy me acompaña mi fría almohada y el tic tac del pasar de las horas. Se me ovlidaba una cosa. Lo más importante. Que tú ya no me querías a tu lado. Que ya no querías que fuese tus buenos días de cada mañana. Ni tus buenas noches de cada anochecer. Olvidé que el café y las tostadas con mermelada recién hechas que siempre te preparaba y te llevaba a la cama, hoy se enfrían sobre mi mesa. Que los juegos entre las sábanas de cada noche hoy se limitan en encontrar la parte más caliente de la cama. Mi día a día se resume en eso. En que tú no estás allí. Ya no. Olvidé la rutina. Nuestra rutina. Pero por lo menos puedo decir que tengo tu recuerdo. De cuando solíamos ser felices, de la mano, abrazándonos, besándonos. Fuiste una bonita casualidad que supo hacerme feliz y que no olvidaré jamás. Entre pensamiento y pensamiento, otra calada. Vuelvo al presente. El frío viento de noviembre, Madrid, sus gentes y yo. Recuerdos de lo que fue el ayer. De lo que fui tiempo atrás. Felicidad. Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Me siento afortunada por ser lo que soy ahora y por tener lo que tengo aquí, ahora, en este preciso momento. Vivo cada día, cada segundo al máximo como si fuera el último. Es día 14 de noviembre. Vivo en presente y me encanta. Definitivamente, yo me quedo aquí.