31 de Diciembre de 2012

Antes de abrir el champán y celebrar el año nuevo, debemos pararnos y pensar en el año que ha terminado, de recordar todos nuestros triunfos y nuestros errores, las promesas que no hemos cumplido, las veces que nos hemos abierto a grandes aventuras y las que hemos cerrado la puerta por miedo a salir dañados. Porque en eso consiste el año nuevo. Es otra oportunidad, una oportunidad de perdonar, de ser mejores, de hacer más, de dar más, de amar más. Y de dejar de preocuparnos del ¿y si...? y abrir los brazos a lo que venga. Cuando sea año nuevo, que lo será, recordemos ser buenos los unos con los otros, ser amables con el prójimo no solo hoy, sino todo el año. Y después de descorchar la botella de champán, brindemos por un año nuevo lleno de oportunidades, de unas 365 exactamente para cumplir nuestros propósitos; brindemos por esos sueños que tenemos en mente, para poder llegarlos a cumplir algún día; brindemos por esas personas que se quedaron atrás y que seguimos teniendo en el corazón, y por las nuevas que se han cruzado en nuestro camino, convirtiéndose en piezas fundamentales en nuestra vida; brindemos por la familia; pero sobre todo, brindemos para que este año sea mejor que todos los anteriores, un año repleto de momentos inolvidables que nos quedan por vivir y un millón de razones por las que sonreír.

¡FELIZ AÑO NUEVO A TODOS! ;)