Es
una forma de evasión. De olvidar todo lo que hay ahí fuera. Adiós a la
gran ciudad. Bienvenida sea la libertad. Las risas hasta las tantas de
la mañana, sin darnos cuenta del pasar de las horas, acompañadas con
algún que otro trago. Cerveza si puede ser, combinándola con alguna
calada de ese piti que encaja perfectamente en momentos como este.
Pensar. Sonreír. Y sentirme afortunada por tener todo lo que tengo a mi
lado. Alejarse de esa cruda realidad. De los problemas. De las prisas.
De las obligaciones. Es un lugar único. Es especial. Mirar al horizonte.
Respirar y sentirte libre. Detener el tiempo. Que yo me quedo aquí.
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