Ni
entre lágrimas saladas deslizándose, poco a poco, por mi rostro y
sollozos, olvidaré ese olor
que cubría cada milímetro de tu cuerpo y que tanto me gustaba. Su
simple contacto con mi olfato, me recordaba a ti y a cada segundo que
pasé a tu lado. Era una fragancia que me permitía traer de vuelta a mi
pensamiento cada momento compartido contigo, cada amanecer entre tus
brazos, cada beso de tus labios, cada caricia sobre mi piel... Un olor
que por definición era
embriagador y delicado como la porcelana, suave como el algodón, y dulce
y
exquisito como el azúcar. Era un aroma que enamoraba, y que con solo
percibirlo, te
hacía perder el sentido del tiempo. Por eso me encantaba abrazarte y que
toda tu
esencia, se quedara impregnada en mí.
Pero no todo es teatro, tenemos vista, oido, gusto, olfato, tacto y poca prisa. Ven, que vamos a hacer un pacto yo y tu sonrisa...
martes, 19 de marzo de 2013
El perfume.
Como decían en aquella
película, ''su perfume es una dulce promesa que hace aparecer lágrimas en mis
ojos''. Y qué razón tenían.
viernes, 8 de marzo de 2013
o8.
Es increíble como un mensaje puede cambiarlo todo, como una
simple caricia puede provocar un escalofrío erizando el vello de tu piel, como
un recuerdo puede hacer brotar lágrimas en tus ojos, como un abrazo puede
transmitirte seguridad; es alucinante como una sonrisa puede ser la respuesta a
una mirada y como un beso puede acelerar a más de mil por hora tu corazón,
haciendo que se detenga el tiempo, parando las agujas del reloj... Son momentos
que nos acercan a esa felicidad que tanto ansiamos alcanzar. Nos empeñamos en
buscarla cada segundo, minuto y hora del día, y no nos damos cuenta de que es
ella la que tiene que encontrarnos.
Yo me siento afortunada porque ahora, en este preciso momento, puedo
afirmar que estoy tocando con la yema de los dedos esa felicidad.
jueves, 7 de marzo de 2013
o7.
Tienes que hacer todo lo que puedes y esforzarte al máximo, y si mantienes el optimismo, siempre te quedará el lado bueno de las cosas.
lunes, 4 de marzo de 2013
Entre la cordura y la razón.
No elegimos de quien nos enamoramos, y si lo dejamos pasar puede que nos arrepintamos toda la vida. Cuando uno piensa en el amor, piensa en los amores de su vida: en amores
tranquilos o en amores tiernos. Porque así han sido los amores de mi
vida. Y es que yo he sido de enamorar a golpe de pico y pala; de horas en
el portero automático y de tardes de domingo en el cine; de echar
instancias y de meses y meses hasta el primer beso. Pero no todos los amores
son así. Los hay de todo tipo: amor inesperado, amor imposible, amor
clandestino y, por supuesto, amor loco. Un amor que todo el mundo
debería tener derecho a probar, aunque solo sea una vez en la vida; un
amor que te deje en la cuerda floja, al límite entre la cordura y la
razón, de entre el amor y la locura propiamente dicha.
La felicidad es la ausencia del miedo.
El miedo es como la familia, que todo el mundo tiene una, pero aunque se
parezcan los miedos son tan personales y tan diferentes como puedan ser
todas las familias del mundo. Hay miedos tan simples como desnudarse
ante un extraño; miedos con los que uno aprender a ir conviviendo; hay
miedo hechos de inseguridades, miedo a quedarnos atrás, miedo a no ser
lo que soñamos, a no dar la talla; miedo a que nadie entienda lo que
queremos ser; hay miedos que nos va dejando la conciencia: el miedo a
ser culpables de lo que les pasa a los demás, y también el miedo a lo
que no queremos sentir, a lo que no queremos mirar, a lo desconocido,
como el miedo a la muerte, a que alguien a quien queremos desaparezca. Pero la felicidad es la ausencia del miedo. Y entonces me he dado
cuenta de que últimamente yo ya no tengo miedo a nada.
Librarse del miedo es como quitarse la ropa delante de alguien. A veces cuesta , pero cuando empiezas lo único que tienes que hacer es seguir sin dudar y, de repente, te das cuenta de que el miedo ya no te pertenece, ha desaparecido, como esa ropa que un día dejas de usar.
Librarse del miedo es como quitarse la ropa delante de alguien. A veces cuesta , pero cuando empiezas lo único que tienes que hacer es seguir sin dudar y, de repente, te das cuenta de que el miedo ya no te pertenece, ha desaparecido, como esa ropa que un día dejas de usar.
4.
No inventes, no engañes; no robes ni bebas. Pero
si inventas, invéntate un mundo mejor. Si engañas, engáñale a la muerte.
Si robas, róbate un corazón. Y si bebes, bébete los mejores momentos de
tu vida.
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